Paquita, la eterna mujer. Con su vestido de flores chiquitas y fondo negro, su acento castellano, diosa de la guerra y la postguerra, sus zapatos rojos blanditos, sin cordones, su bastón interminable y ligero, sus gafitas hechas a medida para no perderse detalle alguno. Inconfundible su presencia, los bolsillos de aquel vestido nada que envidiar a los de Miguel Palacio. No le acompañaba nadie, es mujer de guerra y más allá. Ahora bien, su bolsa de plástico verde que contiene su bolso original y auténtico, la delata.
Es comodidad?? Es practicidad?? Es miedo??
Es moda.
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