Monday, March 25

slaapwagen

En el mismo lado de la cama. Así nos acostamos y así amanecimos.
Sólo yo tuve el honor de probar tus peligros, de envenenarme con tu piel, de respirar tu queja permanente.
Hoy me desperté abrazada a ti, no tenías cara pero tu pecho subía y bajaba al ritmo dulce de tu mirada tranquila, cerré los ojos y seguí meciéndome en tu regazo.
Fuiste mi rabia y mi revolución, y vives aquí. Vienes y vas, no lo dudes, llámame si te surge, si te vengo a la cabeza, cualquier excusa es buena, llámame como que te has equivocado. Cuando ya no sirvan vino, cuando todo sea antes, cuando se cumpla el destino. Yo sigo entrenando a los tigres, sé que SÍ y tú también lo sabes. Dejemos el llano y subamos también a las cimas, esas que cada noche, cada mañana, cada tarde, cada vez, coronamos.

El océano susurra miradas y la luna las hace visibles. Las barandillas intentan conducir y ordenar el tráfico. Son inútiles. El viento sopla aliado con todos, cumpliendo su labor.
Los zapatos ordenados y a la venta tras la catástrofe, esperan nuevos pies para seguir descubriendo mundo.

Unos en la India completando espíritu, otras en casita disfrutando de tu estancia allí.

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