Allá en la antigüedad, su secreto más profundo afloró para cubrir de sabiduría y respeto; acá en la posteridad, llena de riqueza y valor a los que nos paramos a contemplar su plena belleza femenina. Y aquél pequeño pecho que comenzaba a sentir cómo el sol acariciaba su piel por el este, comenzó a sentirse vivo y alimentar a la humanidad.
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